SENSACION DEL ALMA PERDIDA

 

¿Dime, alguna vez sentiste que habías perdido tu alma?

Por: Lic. Walter Zapata Legrand

Te contare, al igual que a mis alumnos y lectores que me consultan, como es éste Estado.

Sentir que tu alma está perdida, es un estado en el que una persona tiene dificultades para registrar lo que "ES"; aquí se incluye lo que siente, lo que piensa y lo que quiere. Hablamos de un desvío en el que adquieren fuerza la tristeza y la ansiedad.

Todos conocemos el concepto de Alma Perdida, pero no es fácil de definir de manera precisa, por su ambigüedad.

Ya, la idea de “alma” es algo confusa para la mayoría de nosotros.

Para las religiones, equivale a una sustancia inmaterial que habita en el cuerpo. En el lenguaje popular hace referencia al mundo interior.

Y para muchos otros es energía pura.

Es de asentar que el alma perdida es una idea presente en muchos mitos y leyendas ancestrales. Generalmente hace referencia a un alma sin cuerpo, condenado a deambular eternamente como consecuencia de alguna pérdida inaccesible o de una culpa que nunca se termina de pagar. De uno u otro modo, ese es el equivalente en términos psicológicos.

Aunque en la psicología no se le ha dado una categoría específica al alma perdida, ni siquiera la de síndrome, sí que es uno de esos conceptos que muchos psicólogos manejan para trabajar con modelos.

Las personas con esta característica no son exactamente personas deprimidas o ansiosas, estrictamente hablando, sino que tienen unos rasgos en los que se puede apreciar una falta de conexión con ellas mismas.

 

 

EXISTEN ALGUNAS CARACTERISTICAS

  •    Actúan a la defensiva. En general, se trata de personas con miedos muy profundos. Esto las lleva a interponer grandes barreras que impiden conocerlas. El problema es que ellos tampoco se conocen a sí mismas, porque los temores lo invaden todo.
  • Tienen una concepción cerrada. Las almas perdidas suelen tener creencias e ideas inmóviles. En realidad, su sistema de valores y de convicciones forman parte de su escudo defensivo y por eso se niegan a revaluarlos.
  • Repiten traspiés, una y otra vez. Este tipo de personas se encuentran una y otra vez con las mismas situaciones adversas. En parte ese es el factor que les lleva a ponerse a la defensiva.
  • Se sienten mitigados. Es como si fueran extranjeros incluso en su propia casa. No forman parte de grupos de amigos ni tampoco desarrollan una enorme pasión por su trabajo o aficiones que llenen sus vidas.

 

PÉRDIDA DEL ALMA

¿Alma perdida o Pérdida del alma?

Un concepto similar, aunque no idéntico. Este formaría parte de lo que se llama “la enfermedad del susto”, o simplemente “susto”. La psiquiatría lo reconoce como un síndrome cultural.

Lo que caracteriza a la pérdida del alma es la sensación de no ser uno mismo o de que hay partes de uno mismo que se han escondido o perdido. Como consecuencia de esto, se pierde la energía y la fortaleza. Así mismo, se experimenta una fuerte sensación de vacíoangustia que casi siempre va acompañada de depresión y fatiga.

ALGUNOS SINTOMAS DEL “SUSTO”

  • Sensación de bloqueo.
  • Sensación de estar indefinido o incompleto.
  • Desilusión de la vida.
  • Verse a sí mismo como a un extraño.
  • Adicciones.
  • Sensación de noche oscura.
  • Alejamiento de los demás y temor de entrar en contacto con otros.
  • Agotamiento Constante
  • Deseo de cambiar las cosas, e imposibilidad de hacerlo

REVERTIRLO

 

Nadie se convierte en un alma perdida, o “pierde su alma”, porque sí.

Sucede en la vida que, para lograr reconocernos, necesitamos inicialmente que alguien nos reconozca. Que nos digan “estás ahí”, “ese eres tú” “te veo”. Es lo que en condiciones normales hacen nuestros padres.

 El punto es que no siempre ocurre esto. A veces esos padres no están, o están sin estar, o se niegan a reconocernos porque algo se lo impide.

También sucede que se viven experiencias confusas y dolorosas durante la infancia y, entonces, las circunstancias son tan invasivas que no dejan lugar a ese autoreconocimiento.

Hay muchas razones por las cuales una persona establece una muralla con el mundo o evita ser como es. En esa condición, tarde o temprano, surge ese sentimiento de extrañeza y esa sensación de no tener a donde ir ni tampoco querer ir a alguna parte.

El alma no está perdida, sino oculta tras las defensas y las suposiciones.

Emprender el camino de regreso hacia nosotros mismos es una tarea espinosa. Lo más habitual es que ni siquiera aparezca ese deseo.

Hay que saber, en todo caso, que sí se puede emprender ese viaje y aprender a ser, por lo general, esto requiere de ayuda profesional, pero se puede logra.

 

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